Valores.

Realmente creo en la revelación del ser humano como persona y en su capacidad de cambiar sus circunstancias,  porque es la única manera de cumplir con nuestro objetivo personal, haciéndolo totalmente nuestro. No sería nada de nosotros sin algo que perseguir, ya sea por nosotros mismos o por los demás, nadie vive ni sueña en vano, porque es la mecánica de la vida la que está definida por la muerte, la esperanza, y el amor. Tres pilares que a lo largo de nuestra existencia hacemos resurgir con una determinada importancia según la relación que adquiera con nuestros valores, otra prueba de que en realidad somos acumulaciones de experiencias, de secretos, de sueños, de esperanzas, de situaciones, de respuestas inesperadas, de pérdidas, de libertad individual, y de condiciones que acaban definiéndonos y tomando vida propia en nuestro interior. Pero ya depende de cada uno de como administrarlo y de cómo dejar que adquiera el control, esa es la razón de que seamos únicos. Llega el día en el que abrimos los ojos y nos damos cuenta de que alguien ha soltado las riendas de nuestras vidas y que las estamos sosteniendo, y aunque hemos perdido tiempo, nuestra capacidad de reacción comienza a definirnos. Justo en ese momento que en todos nosotros aparece comenzamos a ser esclavos de nuestros actos y consecuentes de nuestras palabras, y aunque detrás de cada didicultad y de cada momento en el que creemos que hemos perdido la esperanza, hemos de pensar que al menos hemos sido capaces de darnos cuenta de por qué tenemos que levantarnos tras una caída,  porque esa es la esencia del ser humano: el equivocarnos, el rectificar... No hay nada más puro que cometer un error.
Si nos damos cuenta de quiénes somos de verdad, y en quién nos queremos convertir. Acabará siendo muy fácil alcanzar la felicidad plena, objetivo predeterminado en la existencia de cada ser humano.

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