Buena música para buenos momentos.

Cada día me sorprendo más de lo que la música produce sobre los siete mil millones de habitantes de este planeta. No importa tu raza, ni tu orientación sexual, ni la ropa que vistas, ni el lugar donde vivas, ni si quiera el idioma que hables. Porque la música es capaz de reducir todo eso a los sentimientos que nos produce. Es capaz de unir, separar, escuchar, hablar, reconfortarte, e incluso provocarte sonrisas y lágrimas. Algunos tienen el privilegio de entablar una conversación con ella, y otros simplemente la disfrutan desde el desconocimiento.
La música es una parte del arte, que a parte de que esté hecha para dejar una huella en la historia de la humanidad, forma parte de la diversión, del desarrollo, del disfrute, pero sobre todo de la expresión, de la libre expresión. La música es un idioma que no crea fronteras ni conflictos. Todo lo contrario, es capaz de unir a personas de todas las partes del mundo, de darte libertad aunque estés atrapado y de darte alas aunque estés convencido de que alguien te las había robado.

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